El Elevador
Banco de la Ciudad. 5 PM.
Un hombre rubio, aproximadamente 35 años, bien vestido, usando unas gafas color oscuro entra al Banco de la Ciudad, al mismo tiempo Sara Cortinez, la agraciada hija del presidente, y Raúl Velarde, "el de administración", salen del cuarto de copias del primer piso, después de una plática sobre el futuro y una sesión rápida de besos. En ese instante bajaba de su auto Marcos Serrano, acompañado de su inseparable san bernardo, Abel, regresaba de la comida y era urgente que llegara a su oficina e hiciera unas llamadas, no se sentía bien. Tomó el elevador en el estacionamiento, entró acariciando a su fiel amigo y presionó el botón que mostraba un número 9. Dentro hacía demasiado calor, se desabrochó el botón de su camisa y deshizo un poco el nudo de la corbata, ya no encontraría a muchos de los peces gordos de la compañía, así que no importaba que se desarreglara un poco. —Siempra la misma pinche canción— se quejó el abogado —Me echaron a perder la canción Abel, "My Favorite Things" ya nunca será lo mismo. Ahora odio a Coltrane—. Sonó la campanilla del elevador, planta baja. El hombre rubio bien vestido entró al pequeño elevador —Guten abend— dijo al entrar, Serrano respondió con una sonrisa forzada, odiaba que el banco se empezara a llenar de güeritos pendejos que le quitaban el trabajo a la gente chambeadora del país, pero que le podía hacer, si se quedaban era porque eran mas chingones, y punto, por mucho que le doliera. El rubio presionó el botón con un número 10—El piso del presidente— pensó inmediatamente Serrano, sin darle mucha importancia. Sabía que estaba prohibido, pero le dieron ganas de sacar un cigarro, por el simple gusto de tenerlo en la boca. Al sacar la cajetilla de entre sus bolsillos,tiró un pedazo de papel, no quería levantarlo pero el güerito lo había visto —Ni madres que se quedan con la idea de que somos un país de puercos— se agachó por le papel, levantó la mirada para disfrutar la lección que daba al rubio, cuando vió, tapado solo un poco por el saco del güero, el mango de una pistola.
Sara y Raúl estaban felices, por fin declararían su amor al padre de Sara, ese importante hombre de negocios al que todos los ex de ella tempian acercarse. Ella siempre supo que el que se pusiera los pantalones y hablara con su padre, sería el indicado, y quien sería sino Raúl, al que todos conocían cono "el de administración" porque nadie se acordaba de su nombre, solo aventaban el papeleo a su escritorio, ya el se las arreglaría como pudiera. Se reunían diario a la hora d ela comida en el cuarto de copias, ya fuera para platicar un poco, o para sacar todo el estrés laboral con sus besos, que luego se transformarían en sexo intenso y sin medida, sobre el escritorio de papeles poco importantes. Podría parecer difícil pero le encontraron la maña y ya sabían cómo y a qué hora, quince minutos después de iniciada la hora de la comida, justo después de que saliera la señora del aseo, cerraban el cuarto de copias, prendían un pequeño estéreo siempre con la misma canción...I wanna fall in love with you, el "Wicked Game" de Chris Isaak. Ese día serían solo unos besitos, pero Sara quería llegar impecable con su padre, sacó antes que nada, como era su costumbre, su rimel y un pequeño espejo. No le daría tiempo de mas, antes de llegar al piso 7 el elevador se detuvo, inmediatamente se encendió una luz roja.
Banco de la Ciudad 5:15 PM
No podría describir este momento mas que con una palabra: Intenso. Y es que no era para mas, se unieron cuatro ciclones ahí dentro, cada uno de orígenes distintos pero ciclones afin de cuentas. Quien iba a pensar que la Sarita resultara claustrofóbica, pobrecita la niña, empezó a dar unas aulladas, que arañar paredes, que morder al novio, y este bien espantado nomás la abrazaba, que tal si se le lanzaba a alguien. Serrano desde el principio empezaba a sentir mas y mas calor, se tuvo que desabrochar un par de botones de la camisa y se empezó a dar airecon la mano, jadeando y jadeando, pedía agua, pero quien demonios iba a llevar agua. El único que permanecía terriblemente tranquilo era el ojiazul, como si estuviera acostumbrado a situaciones de esta especie. Poco mas de doce horas estuvieron atrapados en el elevador, hasta que alguien tuvo una brillante idea, pero esa idea sería lo último, antes ocuerrieron algunas cosas. Aproximadamente dos horas después del apagón, después de que Sara se tranquilizara, que Serrano se medio encuerara por el calor, y que el güero siguiera callado a pesar de los intentos que hacían todos por hablarle, Serrano se desplomó. Tanto calor acabaría finalmente con sus matratadas y taponeadas arterias. Solo parecía como si se estuviera quedando poco a poco dormido, se fué inclinando lentamente, hasta quedar desparramado en el piso. Nadie le prestó a tención, por lo mismo de la naturalidad, sino hasta tres, casi cuatro horas después, que la masa amorfa de Serrano no se movía para nada. Sara que era la que mas cerca estaba de él, fué la que trató de despertarlo, pero ya sería demasiado tarde, habría sido este el último de los infartos del señor Serrano, el que por fin lo vencería. Si bien, Serrano era de los hombres menos queridos en aquél lugar, Sara no pudo contener un grito. Su ya de por si gracioso rostro, debido a la corredera de maquillaje por tanto sudor, se vería aún mas grotesco con las muecas de dolor, y tanto grito. Raúl solo se acercaría a ella, dudando si abrazarla o no, porque el calor estaba muy cabrón y no quería sentir mas, pero se decidió hacerlo. Ella inmediatamente correspondió el abrazo y empezó a llorar en los hombros del jóven. El güero solo se había quedando mirando la escena, hasta que se levantó de la esquina donde se encontraba y sió un par de pasos hasta el cuerpo. Se arrodilló frente a él e intentó levantarlo, pero cual sería la sorpresa, que de repente se le cae semejante calibre 45. Ahí fué cuando se armó bonito, nadie sabía como reaccionar. Raúl solo se quedó mirando la pistola, el güero veía a la pareja, aún sosteniendo el cadáver; la primera en moverse fué Sara que rápido tomó el arma y apuntó al güero. Y que se arma la campal, cae el cuerpo de Serrano y el güero se abalanza sobre Sara, esta agarra firmemente la pistola pero no dispara. Y ahí se están intentando arrebatar la pistola, mientras el inútil del Raúl solo se queda viendo, pero por cosas del destino, que se le prende el coco y agarra la bolsa de su novia, creo yo que esperando encontrar algo útil, pero lo único que sacó fué el rimel y que se lo lanza al blanquito en la cara y le pica un ojo. El güero cae hacia atrás, soltando la pistola, pero Sara también cae por el forcejeo, y tira la pistola. ¡Pum! Se dispara una bala hacia el techo, Sara se desmaya por el susto. El güero también asustado, se queda tirado en el piso, Raúl aprovecha y agarra la corbata que Serrano había tirado al momento de medio desnudarse y la usa para amarrarle las manos al güerito. En medio de tanta confusión nadie notaría que comenzaba a sonar una canción... Amor de mis amores, amor mío que me hiciste, claro, como siempre, Margarita llegaba a salvar el día. Era el tono del celular de mi amo. Me acerqué a él, y justo estaba tirado a su lado el aparatito, de seguro por tanta movedera que le hicieron al difunto. Pero bueno, para lo que sirvió, pude picarle al botón de contestar, pero como soy un perro y aunqie les puedo contra esta historia, las palabras no se me dan tan bien, ni me entendió nada el que estaba llamando, pero seguramente se asustó al escuchar tanto grito en lengua germana y majadería en español. Serían masomenos las 6 de la mañana cuando regresara el sistema electrico y el elevador vovlira a andar como si nada. El güero ya se había resignado y prefirió dormir, Raúl no pudo pegar el ojo en toda la noche cuidano al delincuente y a Sara, que despertó de su desmayo por unos minutos, para después quedarse dormida. Y Serrano, pues Serrano ya estaba mas que muerto.
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¡Extra, Extra! Perro hereda millones... Se anuncia boda de la hija del empresario Cortinez... Muere el importante abogado Serrano... Atrapan a miembro de la mafia... Los 4 periódicos mas importantes de circulación nacional, en su edición vespertina, se repartirían ese día las primeras planas, ashora sí, para entender la historia completa, tendrías que comprarlos todos.