Como me ves te verás...
Ser anciano (por supuesto) es sinónimo de personas discriminadas, enfermas, lentas, blablabla… Y (en parte) es cierto porque siendo anciano (ya) no se responde (física y mentalmente) como una persona joven, es (simple y sencillamente) algo biológico. Hay quienes los convierten (pendejamente) en un estorbo o carga (no porque lo sean) sino porqué (más pendejamente) como cultura (humana) dejamos de considerarlos útiles (en lo laboral por ejemplo) para nuestra (cualquiera que sea) sociedad, principalmente porque no nos preparamos para la responsabilidad que representa apoyarlos en esta etapa de su vida, y con esta falta de preparación no les otorgamos el respeto, cuidados y valor que merecen (su persona y conocimientos) muy independientemente del trato que (ellos) nos hayan brindado (siendo sus hijos, nietos, hermanos, blablabla) en el pasado.
Cuando nace un bebe hasta se le remodela una habitación, se compra ropa y escoge pediatra... Pues creo que para los ancianos que están con nosotros (abuelos, padres, blablabla) también debemos proveer las atenciones acordes a sus necesidades, medico, habitación y hasta pasamanos (por donde transite) para mantenerlo seguro, amén de cubrir (con mayor dedicación) las carencias emocionales y sentimentales que su edad exige.
Si hacemos planes para viajar, para negocios o casarnos... ¿Por qué no preparamos (y planeamos) nuestra vejez? (aunque muramos antes). Y cuando digo preparar, me refiero a hechos contundentes y no a una (insignificante e inservible) teoría “preventiva”. Por ejemplo debemos ser los primeros (y más siendo gaycitos) en ahorrar, cuidar nuestra salud, comprar casa (o escoger lugar) y medico (o persona) que nos brinde (si es necesario) las atenciones requeridas (comida, higiene, distracciones, blablabla) para evitar convertirnos en esa “carga” en nuestro entorno cuando (nos) llegue el momento.
Somos los únicos responsables de (lo que suceda a) nuestra persona (presente y futura), y podemos suponer (por lo que sea) que no llegaremos a esa etapa... Pero actuar en consecuencia ¡Es insensato! Muy independientemente de lo que (cada uno de) nosotros queramos (para nosotros) en nuestra vejez.
Eclesiastés 12.
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento… El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Di-s, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.