El recuento de los años

Llegar a 85 no es cualquier cosa, hay miles de historias que contar. Haciendo un recuento de los hechos, hay mucho que vale la pena. Por ejemplo...

Vivo cada día como una aventura, conociendo gente nueva y descubriendo nuevos lugares. Todo esto básicamente porque olvido lo que hice el día anterior, las personas a las que conocí y donde anduve.

Mi sonrisa está a la vista de todos...sobre todo cuando olvido la dentadura en el baño de visitas.

Mis erecciones las mantengo por más tiempo, porque las mantengo en el recuerdo.

Aprovecho mucho el tiempo libre. Entre otras cosas aprovecho para tener largas pláticas con los amigos sobre si Fulana o Sutana usaban un chalequito gris en el verano de 1940. Nadie puede confirmarlo, porque Fulana y Sutana están bien muertas.

Disfruto mis descansos, que llegan rápido mientras veo la televisión, mientras leo, mientras...

Cuando era joven, no me gustaba que me dijeran señor. Ahora me encanta. Es mucho mejor que "ay, viejito", "'che anciano" y otras que he escuchado.

Y al final del día, cuando me miro en el espejo, veo mis arrugas, hijas de mis risas, mis días al sol y mis preocupaciones, veo mi cabello blanco de tantos inviernos y veo mis ojos. Y me encuentro.