Pues tendrá que ser una mamada...
Va una viejita descocada a toda velocidad por la autopista, y en eso la detiene un policía:
- ¡A ver, señora: muéstreme sus papeles!
- ¿Pero por qué mijito?
- ¡Pues va a exceso de velocidad y en sentido contrario!
- ¡Uy mijito! Puesh te losh voy a deber porque no tengo nada, y ademásh no shé ni dónde ando.
- Uuuy señora, ¡pues le va a salir caro!
- ¡Ay mijito! ¿y cómo puedo arreglar esho?
- ... Bueno, señora, tal vez si me da una mordida...
- ¡Úchala! Puesh tendrá que sher una MAMADA, porque dejé losh dientesh en la casha...
Un auto se detiene en un camino solitario al ver que unas piedras le estaban obstruyendo el paso... al bajar del auto el hombre es asaltado por un viejito con una pistola que le dice:
Bájese los pantalones y mastúrbese.
El hombre lo hace.
- ¡Otra vez!
Y así... al llegar a una tercera vez el hombre no puede más. Entonces, el viejito se dirige a unos arbustos y dice:
- Hija, ya puedes salir, este hombre es quien te va a llevar al pueblo.
En una residencia de ancianos hay un viejecito muy contento que le dice al primero que pasa:
- Oye Pepe, hoy es mi cumpleaños, a que no adivinas cuantos años tengo.
- ¿Sesenta y tres?
- No, solo sesenta y siete.
- ¡Hombre, como te conservas! ¡Que cumplas muchos más!
El del cumpleaños sigue andando y se encuentra con otro conocido:
- Gustavo, a que no adivinas cuantos años cumplo.
- ¿Sesenta y dos?
- No, sesenta y siete.
- ¡Enhorabuena!
Y a continuación se encuentra con una viejecita desvalida.
- Oye María, a que no sabes cuantos años tengo.
- Bájate la bragueta.
- ¿Qué?
- Que te bajes la bragueta.
El del cumpleaños se baja la bragueta, María le mete la mano, y tras palpar un rato le dice:
- Pues hoy cumples sesenta y siete años.
- ¡Pues si! ¿Y cómo lo has sabido?
- Porque te escuché hablando con Pepe y Gustavo.
Había una pareja de viejitos que tenían 85 años cada quien y habían estado casados durante 60 años. Aunque no eran millonarios, su vida era cómoda porque eran cuidadosos con el dinero.
A pesar de su avanzada edad, eran muy sanos y eso se debía, en gran parte, a la insistencia de ella de que comieran de lo mejor e hicieran ejercicio. Un día, sin embargo, ese estilo de vida ideal no los pudo salvar, pues la pareja salió de vacaciones y su avión se accidentó, mandándolos directamente al Cielo.
Llegaron con San Pedro y los recibió a la entrada del Cielo. Los llevó a una mansión amueblada, cubierta de oro y con muebles forrados de seda fina, una cocina con todo, más una catarata bellísima adornando la recámara principal. Una mucama estaba desempacando su ropa favorita y preparando la casa para que no les faltara nada. Estaban anonadados cuando San
Pedro les dijo:
— Bienvenidos. Ésta será su nueva casa de ahora en adelante.
El viejito le preguntó a San Pedro cuánto les iba a costar todo eso. San Pedro respondió que nada tendría precio:
— Recuerda que esto es su recompensa por haber vivido como Dios manda.
El viejito se asomó por la ventana y ahí mismo vio un campo de golf de primera clase, mejor y más bonito que cualquiera jamás hecho en tierra.
“¿Cuánto cuesta jugar en el club?”, le preguntó a San Pedro.
— Estamos en el Cielo, puedes jugar gratis todos los días, las veces que quieras.
Luego se fueron al restaurant del club y vieron una mesa cubierta de toda clase de comida imaginable: mariscos, carnes, postres exóticos y bebidas de todo tipo.
— Ni me preguntes, todo es gratis.
El viejito vio tanta abundancia y algo nervioso le echó una mirada a su esposa.
“¿Dónde están las comidas dietéticas, sin grasa y bajo en colesterol? ¿Y en dónde está el café descafeinado?”.
— Lo mejor de todo esto es que puedes comer y beber lo que quieras y cuando quieras, y nunca te enfermarás ni engordarás. ¡Están en el Cielo!, dijo San Pedro.
“¿Me estás diciendo que no es necesario hacer ejercicio?”.
— Solamente si tú quieres…
“¿No tengo que checar ni el azúcar ni la presión?”.
— No, nunca jamás. ¡Nada más tienes que disfrutar de la manera que más te plazca!
El viejito miró a su esposa y le dijo:
“Tú y tus pinches Bran Flakes… ¡De perdida pudimos haber llegado aquí hace diez años!”