La purititia verdad
Alguna vez visitó a una psicóloga, mas por obligación que por iniciativa, siempre creyó que eso era como pagarle a alguien para ser tu amigo, y a él le sobraban. Pero aprendió muchas cosas, como el odio por verse a sí mismo a los ojos, o cuando su "amiga" dijo que era como una esponjita, que absorbía los sentimientos de los que lo rodeaban... solo porque cuando estaba acostado cerrando los ojos no pudo ver nada mas que oscuridad y se sentía medio presionado... Aunque díganme ustedes, quién no se iba a sentir presionado, cuando no se sabe qué es lo que se supone que tienes que ver... Pero no importa, su "amiga" lo asoció con estrés prenatal, cuando él aún era un frijolillo con ojos.
Aunque poco ayudó esto, porque siguió viviendo con fantasmas, que imaginándose que llegaba una señora en el parque y le hacía plática, que visitando al general moribundo para hablarle de sus problemas y miedos, que llorándole al conejo de la luna por puritita envidia de no poder ver todo desde allá arriba. Pasó el tiempo acostumbrado a ver todos estos individuos, creandolos a voluntad, solo el mandaba en ese mundo. Pero comenzó el declive del imperio. Planeando su rutina diaria para varios meses, como era su costumbre, conoció a un ser real. No es que no distinguiera entre la realidad y sus fantasías, pero siempre encontraba la forma de que ambas encajaran. Aunque este ser, a este hombre, no cabía en ninguno de los dos mundos. Demasiado brillante para caber en lo real, pero tan tangible que no era solo producto de una mente.
En fin, quién imaginaría que un abrazo iría desapareciendo uno a uno a las criaturas que vigilaban cada día al jóven. Contaba que se sintieron celosas de aquel abrazo y por eso se marcharon, , pero no se dió cuenta, el ser incolocable en alguno de los dos mundos, el hombre brillante, hacía que se olvidara de ellas, que comenzara a ver las cosas tal y como sus sentidos mortales las percibían, pero no por esto alejadas de una belleza y emoción incomparables. Los días continuaban descubriendo diario algo nuevo, una razón mas para abrir los ojos, descubrir personas, entender lo externo. Días de una felicidad especial, donde aprendió de una manera diferente, saliendo de su espacio para entrar a uno tangible, aún mas sorprendente.
Así como llegó,el hombre desapareció, un día solo terminaron las salidas, los relatos. En su inmensa repudio y cobardía ante la soledad, recordó a sus compañeros de juventud, a los seresnque lo acompañaban, corrió al monumento donde siempre leía alguna historia al general moribundo, cerró los ojos, pero ya no era mas que una hermosa piedra, adornada con motivos bélicos, en ese asiento no había nadie. En el autobus de regreso ya no era perseguido por ninguna chica, y ahora la gente caminaba indiferente ante él por las calles. Había quedado expuesto. Llegando a su casa entró a su habitación, miró por la ventana con lágrimas en sus ojos, hasta que anocheció, la luna iluminaba pero el conejo se había ido. Solo veía los autos pasando frente a su ventana, un camión echando toneladas de humo, silbidos y gritos... ahora todo era estrictamente real, incluso la nieve que comenzó a caer, cuando estaban a mas de 20°C.
Solo sé que así me la contaron y así la paso contando, igual y convenciéndome de que es solo un cuento dejo de ver todo cubierto de nieve en pleno verano.