Propósitos
Son las 5:45 de la madrugada de un sábado casi cualquiera. El imbécil que me contrató me mordía los cachetes. Me cagó. Ahora debo añadir "dejarme morder los cachetes" a la lista de cosas que no hago. Me trajo de regalo de cumpleaños para su novioamigooloquesea. Me hartó, todo lo hacían brusco y sin gracia. Además no tenían el varo. Querían que "fuéramos al cajero". Mis huevos, lo que yo quería era salir de ahí y ahora son las 5:46 y estoy afuera del metro, esperando a que lo abran. Veintinueve de Diciembre, bah. Valiente broma de los inocentes retrasada. Me siento en la banqueta a la orilla de la avenida y a unos metros del paso peatonal. Entonces lo veo. Unos enormes ojos cafés incrustados en una pequeña cara morena y sucia. Me mira sin desconfianza, ajeno. Sonrío y comienzo la plática.
- ¿Qué haces aquí a estas horas? Vete a dormir.
- Eso voy a hacer, pero tengo que esperar a que abran el metro.
- ¿Pero qué hace un niño como tú a esta hora en la calle? ¿No te regañan?
- Me salí a trabajar y luego anduve con unos amigos ahí y se me hizo tarde.
- ¿Y tu familia donde está?
Se ha sentado junto a mi y me mira con atención. Trae una bolsa de plástico negro en la mano y habla con calma.
- En mi casa. Son nada más mi mamá y mi hermanito.
- ¿Y no se preocupan?
- No. Mi mamá ya sabe que a veces llego en la madrugada.
- Pues no deberías andar de vago, cabrón.
- No andaba de vago, estaba trabajando.
- ¿Y en qué trabajas?
- Vendo chicles y globos, me compras uno?
- ¿Un qué?
- Un globo.
- ¿Pues dónde los traes que no los veo?
El rostro se le ilumina. Se levanta y corre hacia unos arbustos abajo del paso peatonal. Regresa caminando con calma, con tres globos de diferentes colores en una mano y una sonrisa en la boca.
- ¿Cuál quieres?
- Pérate, pérate, todavía no te he dicho que te voy a comprar uno.
- Ándale, para tu novia.
- No tengo novia.
- Entonces para tu novio. ¿Eres gay?
- Sí, sí soy, pero no tengo novio. ¿Por qué supones que soy gay?
- ¿Eres chichifo?
- Jajajaja ¿Tú eres adivino? ¿Cómo sabes?
- Porque a donde me voy a vender a veces he conocido a varios escorts de los que se paran ahí en Reforma. Son bien buena onda. Conozco a los novios de dos de ellos.
- Mira...¿Pero qué tengo que ver con los chichifos de Reforma?
- Pues nada, que también son así, medio mamados y traen ropa ajustada.
No puedo evitar sonreir. Sobre mi ropa ajustada traigo una chamarra y caigo en la cuenta de que él trae una especie de abriguito de lana muy ligero.
- Eres muy listo, amiguito. ¿Cómo te llamas?
- Jonathan y tú?
- Said, Jonathan. Mucho gusto. ¿Cuántos años tienes, eh? ¿No tienes frío?
- Un poquito, pero ya me acostumbré. Tengo diez. Entonces, me vas a comprar el globo? Si ustedes ganan bien. A mi se me hace que de grande me voy a poner mamado y voy a ser escort, pero con chavas.
- Lo que deberías hacer es ponerte a estudiar, huevón.
- Si estudio. Voy en la mañana a la escuela y en la tarde vendo. Además que dices, si tú andas de escort.
- Pero estudié.
- ¿Entonces para qué andas de eso?
- Esa es una buena pregunta. La neta, porque me gusta. Pero antes viví de mi carrera y el año que viene regresaré a vivir de mi carrera, es uno de mis propósitos.
- ¿Qué es un propósito?
- Es un objetivo que deseas conseguir.
- Ah.
- Así es.
- Entonces mi propósito es ganar más dinero para que mi mamá ya no tenga que armar regalos ni hacer sopes.
- ¿Tu mamá hace sopes?
- Sí, en la mañana, cuando mi hermano y yo estamos en la escuela. Luego arma los globos y unos peluches, pero ya no traigo. Mi hermano y yo salimos a venderlos, porque a ella ya le duele mucho la espalda cuando camina.
- ¿Qué edad tiene tu hermano?
- Ocho años. Bueno, ya va a cumplir nueve el seis de Enero.
- Día de Reyes.
- ¿Qué?
- Nada ¿Cuánto me dijiste que cuestan tus globos?
- Quince pesos. Cómprame dos, ándale.
- No. Te diré lo que haremos: voy a comprarte uno, pero te lo voy a pagar como si fueran los tres, te late?
- Ya estás!
Escojo un globo rojo con letras blancas que dice Feliz 2007. Saco el único billete de cien pesos que tengo y se lo doy. Busca cambio en sus bolsas.
- No, no me des cambio. Es por los tres globos. A esta hora valen más, cabrón.
- Órale. Gracias. ¿A quién se lo vas a dar?
- A alguien muy especial que me enseñó cosas en muy poco tiempo.
Extiendo la mano y le ofrezco el globo mientras pienso quedito Feliz 2007, Jonathan. Estoy seguro de que tus propósitos se cumplirán. Me mira extrañado. Lo acepta.
- No mames, que raro eres.
- Nunca dejes de estudiar, oíste? Te irá muy bien siempre.
- Gracias, wey. ¿Estás llorando?
- Cómo crees, no mames. Es que sopló el viento y me irrita los ojos.
Hay un silencio breve, como si la ciudad escuchara antenta.
- No lo vayas a vender de nuevo, eh, cabrón?
- Claro que no, lo voy a guardar en mi casa. Te lo prometo.
El silencio regresa de pronto. Nos quedamos ahí, sentados en la banqueta, con nuestros pies rozándose. Somos los pequeñitos de Dios. Una luz se enciende detrás de nosotros y el metro abre sus puertas.