
La Biblia es un documento esencial para la iglesia cristiana. En varias partes (Timoteo 3:16, 1 Tesalonios 2:13 y 2 Pedro 1:20-21, por ejemplo) se hace referencia a su origen divino, y la tradición cristiana se refiere a ella como "palabra de Dios". Si alguien argumentara que la Biblia no fue inspirada divinamente y que es sólo un documento literario histórico, todo lo sobrenatural que se narra en ella, incluyendo muchos de los relatos en torno a Jesús, su naturaleza divina y milagros, son fácilmente interpretables como simples metáforas, cuentos y mitologías de un pueblo más, con todas las consecuencias que ello conlleva. Es decir, negar la inspiración divina de la Biblia no es compatible con lo que normalmente se considera ser cristiano (entendido como alguien que cree que hay un dios y que sólo existe uno, que Jesús es el "verbo encarnado" y que él es la vía para la "salvación del alma"). Finalmente, el dios cristiano es calificado en la Biblia como perfecto y omnisciente; la visión de un dios imperfecto y limitado en su conocimiento sobre la naturaleza del mundo y de los seres que lo habitan no es compatible con el cristianismo.
Habiendo aclarado lo anterior, demos un vistazo a los siguientes versos del Nuevo Testamento:
Romanos 1:26-28
26Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza; 27y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío.
28Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen;
I Corintios 6:9-10
9¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios.
Desde una perspectiva cristiana, la Biblia, inspirada divinamente por un ser perfecto y omnisciente, a través de la boca de aquél que será la base (la "roca") de la iglesia cristiana y a quien se darán las llaves de los cielos (Mateo 16:17-19), condena claramente los actos homosexuales y declara que los que cometen esos actos no entrarán al cielo. Esto no es opinión personal del autor de esta entrada, esto es lo que se encuentra escrito en el texto fundamental de la iglesia cristiana.* Cabe notar que tampoco es un juicio sobre la homosexualidad, sino sobre los ACTOS homosexuales, sin importar la orientación sexual de quien los realice.
Muchas de las sociedades modernas buscan respetar a sus integrantes como seres humanos con los mismos derechos independientemente de su raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. En ese llamado a la igualdad también se busca que las lesbianas, gays, bis, gente transgénero y otras minorías sexuales sean sacadas del abismo de discriminación social y legal donde se les ha tenido durante décadas. Y, en ese espíritu moderno y con un ánimo políticamente correcto de armonizar religión cristiana con esos ideales, fácilmente se inventa y acepta la falacia de que el dios cristiano y su Biblia no condenan el sexo homosexual.
Ser sociedad madura, ser un individuo maduro, implica mirar las mentiras de frente, con todo lo complicado que pueda ser. Creer en la inspiración divina de la Biblia y a la vez decir que, sin embargo, el sexo homosexual no es condenado por dios, significa imponer la opinión personal por sobre la autoridad del dios cristiano, de su palara inspirada y encarnada, y del designado para construir su iglesia y para guardar la entrada al cielo. O se cree en la inspiración divina de la Biblia y en las palabras de Jesús y de aquél a quien designó como su "roca" y, en consecuencia lógica, se condena el sexo homosexual y se acepta que los que lo practiquen y no se arrepientan no entrarán al cielo, o no se cree en la inspiración divina de la Biblia y no es uno cristiano (¿cómo creer en Jesús como verbo encarnado y vía de salvación del alma sin creer en la Biblia?). Afirmar lo contrario es, con base en cualquier razonamiento ordenado y lógico y sin importar lo incómodo, políticamente incorrecto y vergonzoso que suene, una mentira. Y queda en la conciencia (y capacidad de congruencia) de cada persona que se crea cristiana y que, a la vez, crea en la igualdad fundamental de todos los hombres, qué hacer al respecto.
*Como aclaración, debo mencionar que no profeso fe en ninguna explicación sobrenatural del universo ni en aspectos sobrenaturales de ningun texto.
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