Güi ar de chanpions

A placer.



Hay placeres arraigados a Mí por la propia Naturaleza, los cuales disfruto plenamente y sin “sentir culpa” al satisfacerlos, placeres normales que necesito para vivir porque mi cuerpo me los pide para funcionar, escuchar a todo volumen rolas de Aretha Franklin porque me traen recuerdos gratos, bailar música electrónica o soul y jazz por que me pone de buenas, comerme un litro de helado de chocolate si estoy deprimido, o doble orden de enchiladas de mole porque se me antoja, quedarme en cama todo el domingo (o cualquier otro día) porque quiero... También tengo placeres ligados a una homosexualidad anormal (porque si es anormal serlo) que jamás me harán culpable porque la religión (que no es igual a Biblia) dice que es malo sentirla y ejercerla, besar al wey con el que ande porque vuelo cuando lo hago, mamar verga porque lo hago y disfruto al máximo, mirar porno porque me excita, entrarle a una orgía para que no me cuenten, coger con mis (bizcochazos) amigos del americano o cogerme a mis vecinos boxeadores... ¡Con mota y poppers! Woooow. ¿Culpa? Naditaaaa!!!
¿Placeres culposos?...
De repente, el flujo de la cascada cesó, se escuchó el sonido metálico de compuertas al abrirse y un enorme boquete se formó en el punto donde afloraba el agua. Súbitamente, montones de basura de todo tipo comenzaron a caer por esa abertura, yendo a parar hasta el fondo del cañón. Los grandes bloques de desechos se estrellaban contra las paredes, deshaciéndose en cientos de fragmentos que caían al río estruendosamente, levantando grandes olas. Un incendio de causas desconocidas inició de este otro lado del cañón, propagándose rápidamente y aumentando su intensidad cada vez más, devorando la vegetación multicolor que allí se encontraba. Sólo vi que los animalillos corrían despavoridos, y uno en particular se refugió debajo de un arbusto, temblando de miedo, en tanto el fuego rugía alrededor suyo, pero por alguna circunstancia su refugio no era alcanzado por las llamas. Ante tan desolador panorama sentí rabia, y también impotencia por no poder hacer que parara tanto daño ¿quién o quienes eran los responsables de hacer esto? Miré hacia el arbusto donde el animalito se había refugiado, aun seguía allí, asustado a más no poder. Di unos pasos, queriendo acercarme. Sabía que era imposible, el incendio a su alrededor continuaba con la misma intensidad. Sólo extendí mi brazo y...Copyright © 2009 Mesa para 9 All rights reserved. Theme by Laptop Geek. | Bloggerized by FalconHive.