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Mas bien lecciones...

Lo dijo Carlos el 4 de enero de 2010 , mientras ordenaba , ,
Eran las doce del día sobre una de las más importantes avenidas de la Ciudad de México. Estaba sentado en una de las distintas bancas que adornan las banquetas de Reforma. No recuerdo bien pero creo que mi ánimo no andaba en su mejor momento. Se me acerca una mujer de baja estatura, cabello corto y mirada perdida, por llamarle de alguna forma. —¿Le leo la mano jóven?— salí momentáneamente de mi usual trance. —No, gracias— respondí instintivamente. Se alejó del lugar donde me encontraba. No tomé importancia a ese hecho... por un par de segundos. De repente en mi cabeza entró la duda y el arrepentimiento. ¿Y si es verdad?¿Si me saca de la duda que tengo en este momento?¿Si me dice algo importante? Volteé a mirar la dirección por donde siguió la mujer. Demonios, ya había cruzado la calle. Corrí lo mas rápido que hube esquivando gente, calculando mal la altura de la banqueta y a punto de tropezarme en medio de la calle, ignorando el sonido del cláxon de algún auto que seguramente tuvo que bajar su velocidad por mi culpa, hasta que alcanzé a la mujer. —Disculpe— dije, apenas respirando—Mejor sí—. Me miraba de la misma forma inexpresiva con que me ofreció su servicio délfico. —Serían venite pesos—. Busqué dinero en mis bolsillos, nada. Pero sabía que tenía algo en la mochila que llevaba. Me puse en cuclillas para revisar entre las cosas que llevaba en la mochila. Encontré una moneda, nada mas. —Solo tengo diez pesos—la miré, seguía con su mirada perdida, evitando verme fijamente. —Buenas tardes— respondió y dió la media vuelta perdiéndose a lo lejos. Regresé riéndome como idiota a la banca donde estaba sentado.

Lección 1: No hagas el ridículo por querer saber el futuro, mejor vive y ya sabrás que es lo que viene... o también podría ser... nunca cargues dinero o podrías gastarlo a lo idiota.


Cuarto para las ocho, con cita a las ocho en punto y algo lejos de mi destino. Bajé apurado del metro, tenía que transbordar, y el camino al otrometro implicaba dos series de escaleras (eléctricas pero a fin de cuentas escaleras) y mucha mucha gente. Comenzé a correr. El andén aún no se inundaba de gente, siempre es así como si bajaran paulatinamente, punto a favor mío. Corrí hasta doblar a la derecha por un corredor curvo, que da directo a las escaleras. Escaleras eléctricas con una fila de 20 personas que esperaban, demonios ¿Qué no piensan hacer algo de ejercicio? Subí rápidamente por las escaleras normales. otro pasillo, aún con más gente, porque es ahí donde confluyen las personas de las tres líneas diferentes que pasan por la misma estación. Si esquivar gente con graciosos movimientos implicara un espectáculo, tal como lo es la danza o el teatro, seguramente llenaría una temporada completa el Auditorio Nacional con mis extraños pasos a entre la gente. Solo sentí un golpe en una ocasión, seguramente seguido por alguna mentada de madre. Otras escaleras eléctricas, casi vacías gracias a mi rápida carrera de obctáculos, que pude subir aún mas rápuidamente, otro corto tramo corriendo y por fin, llegaba al andén donde estaría el otro metro. No había metro. Diez minutos, no llegaba ningún maldito metro. Y creo que yo denotaba ya algo de desesperación. Se empieza a llenar el andén de gente. Un chico hombre se paró junto a mí, me miraba en ocasiones. —¿Tienes prisa?— me dijo tranquilamente. —Sí, de hecho— respondí con mi típica sonrisa. —¿Y qué ganaste con correr todo el camino hasta aquí?— no respondí nada. —Te vi abajo, esquivando gente y corriendo, y ve, estas junto a mí, y eso que yo llegué hasta aquí tranquilamente— yo solo seguía sonriendo. —¿Tienes una cita?— me preguntó con el mismo tono tranquilo. —Si, ¡ah! ya se me hizo demasiado tarde— volvía mi desesperación. —Seguramente no es tan importante, si fuera algo que te importara no estarías aquí, seguramente ya estarías a unas cuadras de aqué lugar—. No pude responder, llegaba el metro y me sentía aliviado.

Lección 2: "No por mucho madrugar amanece mas temprano" bien dice el dicho... o también podría ser... no te dejes influenciar por extraños en el metro que te ven con ojos de deseo y usan premisas filosóficas para que olvides tu cita y te vayas con ellos (esta última aplicada en aquella ocasión).


Tres de la tarde en punto, mi cabeza recostada sobre el hombro de un chico. Estamos los dos desnudos en un sillón. Me separo de su cuerpo volteó a verlo fijamente, me devuelve la mirada. Minutos interminables de silencio. Los dos tenemos los ojos adornados con ese brillo que precede a las lágrimas. El comienza a hablarme, a hacer preguntas. Continuo con mi mutismo, no puedo decir una sola palabra, solo lo miro. Lo abrazo, el acaricia mi espalda, mientras continua con su monólogo. Acerco mis labios a su oído —Perdón—. Pero al parecer no tenía nada por lo cual sentirme culpable. Mas minutos de mi silencio. Reúno toda mi fuerza, y me trago hasta el fondo las lágrimas y demás para levantarme con una sonrisa. Nuestros rostros vuelven a quedar frente a frente. Pero el daño ya estaba hecho, ni siquiera mi terrible y estúpida risa podía arreglar las cosas.

Lección 3: El silencio puede dañar mucho mas que las palabras... o también podría ser... no siempre puedo sonreir para hacer sentir mejor a alguien.


Supongo que mi único propósito será continuar aprendiendo estas espontáneas lecciones de los sucesos mas clásicos para aplicarlas en la vida, si es que tiene algún sentido... Ah, y prometo, algún día, aprender a hablar...



12 Comments


WOW!,

La lecciones me encantaron! sobre todo la 1 y la 3!.

Yo soy de los que siempre carga dinero y termino pagando la cuenta de otros; además soy de los que siempre responde, a cualquier pregunta, petición, agresión, caricia.

Hoy aprendí algo nuevo y que me será útil!

Saludos!


Eaa mi buen mercury, pues ya ves lo que se aprende, eso del dinero bueno, uno que está corto de ingresos no le afecta tanto, pero cuando los hay puuuuff se siente feo que se acabe en tarugadas... yo soy de responder pero creo que no d euna forma directa, si tal vez una reacción muy taruga, pero así ha crecido uno ja

saludoootes :D


Je, sera que prefiero ver el futuro como viene...je muy bien buenas lecciones, y buen proposito!


jaja no del futuro yo nada de nada, solo me hago algunas ideas y planes pero bueno supongo que en esos baso mi presente ja :D
y pues sip un solo propósito jaja mejor solo una uva que se que cumpliré a atragantarme con las doce ja


Qué belleza de texto. Me recuerdas a alguien que conozco, que no se expresaba como yo hubiese querido.


Carlos

Creo que la tres me gusta sobre todo porque tiene su doble vía: el silencio puede dañar mucho más que las palabras. Y a veces, puede decir más, mucho más, que estas... y para bien.

Un abrazo


Bien. Insisto e insistiré en que lo importante es aprender a escuchar el silencio y saber que no siempre es necesario llenarlo con palabras solo porque te hace sentir incómodo.

Por lo demás, me sacó una sonrisa la número dos (quizás porque conozco la historia completa).


Tan importante aprender a hablar como aprender a callar.
Los chicos ´plásticos de hoy nunca traen monedas en sus bolsillos.
Luego de una agitación, si alguien nos habla nos causa extrañeza y desconfianza, pero ellos no tienen la culpa de nuestra prisa.

2046


Jaime:

pues ya ves, muchos tenemos ese problema jaja


Marichuy:

ya ni digas, lo he aprendido muy bien estos días caray


Gus:

ya lo escuché , jaja lo sé, también influyó bastante mi humor cuando terminé la entrada peor bueno, no arruinemos con backgrounds

y sii ee tsss que caray con la segunda


Champy:

yo mas bien tengo que aprender a hablar pero trabajamos en mi lengua

como que los plásticos no cargamos monedas, si yo soy de poliuretano y cargo a todos lados mi morralla, que para el metro, que las copias, que la combi, si ando sonando como campanita todo el día... solo aquél día lo agradecí ja

oots ya de la desconfianza ni digo nada, que wey mas inocente (en el "pior" si "pior" porque es mas fuerte que peor, sentido de la palabra) que yo, no conozco, ya me verás rompiendo todo el tiempo el sacrosanto mandato matriarcal "no hables con extraños... pero en este caso, los ojos delataron bastante jaja

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