Muchas letras
Poco a poco la terminología se comenzó a diferenciar al hablar del colectivo. La palabra gay comenzó a sonar incómoda. Las mujeres pidieron que se refiriera a ellas también específicamente y entonces era comunidad de gays y lesbianas. Y no es que no existiera la palabra lesbiana antes. Claro que existía. Era sólo que ellas no se sentían incluidas en el término gay. Había que hacer la mención expresa. Algo así como cuando Vicente Fox empezó a hablar de hombres y mujeres, chiquillos y chiquillas.
Pero los bisexuales respingaron y dijeron que si a las lesbianas se les iba a incluir por nombre, ellos también tenían que ser nombrados específicamente. Era entonces una comunidad de gays, lesbianas y bisexuales.
Y hubo entonces quienes dijeron que ellos no eran ni gays, ni lesbianas ni bisexuales. Ellos habían cambiado de sexo. Se habían operado porque se sentían atrapados en el cuerpo correcto. Eran transexuales. Y la comunidad comenzó a llamarse comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.
Otros entonces dijeron que ellos disfrutaban comportarse como personas del sexo opuesto (vestirse como tales), pero no necesariamente querían operarse. Ellos eran transgénero. Entonces la comunidad era de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y transgénero.
Pero en inglés se les ocurrió agrupar a todos con la palabra ¨queer¨ (algo así como ¨raro¨), para facilitar las cosas y porque en la academia, los estudiosos de teorías sociales pensaron que era un término que podía englobar a todos los que se apartaban de la norma heterosexual. Entonces se abreviaba en inglés la comunidad LGBTQ (Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero y queer). Una T se podía eliminar puesto que se entendía que incluía a ambos (transexuales y transgénero).
Y salieron otros a decir que ellos sabían que eran ¨diferentes¨ pero ninguna de las etiquetas que había disponibles les quedaba e incluso, estaban todavía preguntándose lo que eran. Ellos se identificaron como ¨questioning¨ (literalmente: preguntándose). Con ello, la comunidad se siguió abreviando como LGBTQ aunque la Q ya significaba dos cosas (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero, queer and questioning).
Hubo entonces otros que se identificaron como ¨intersex¨ y quisieron que se abreviara como LGBTQI. Y también otros que aún siendo heterosexuales, apoyaban a todos los que no lo eran y los grupos los incluyeron como ¨aliados¨. Y se abrevió LGBTQIA.
Todo esto nos indica que la sexualidad de los seres humanos es mucho más compleja de lo que inicialmente uno puede pensar. Porque incluso, dentro de cada letra, hay variedades. Las lesbianas pueden ser femeninas o muy masculinas, tan sólo por mencionar dos variantes, los gays pueden ser femeninos y masculinos, también sólo por hacer una breve distinción, los bisexuales pueden ser hombres o mujeres y con conductas completamente diversas, y así con cada letra. Algunas lesbianas odian a los gays y viceversa. Conozco hombres gay que les tienen miedo a las lesbianas masculinas.
¿Se ha logrado algo al identificar a la comunidad de esta manera? Creo que lo que se ha logrado es descubrir la diversidad del grupo. ¿Sería más fácil usar un término como ¨queer¨ para todos? Quizás sería más fácil, pero lo difícil sería que todos los miembros del grupo se sintieran identificados con él.
El grupo, de hecho, no necesariamente es ¨no heterosexual¨ pues puede haber personas transgénero que teniendo genitales masculinos tienen sexo con mujeres, pero viven su vida como mujeres también. No son lesbianas. No son gays. No son bisexuales. Y aunque tienen conducta heterosexual, no son los heterosexuales típicos. Es decir, las barreras de lo imposible están completamente rotas. Todas las variaciones son posibles. Inclusive una persona puede pensar durante algún tiempo de su vida que es estrictamente gay y después darse cuenta de que es bisexual, o al revés. Los cambios de heterosexual a gay o al revés son menos creíbles, pero hay casos. Especialmente me cuesta trabajo creer que una persona que se identifica como gay, de pronto en su vida descubra que en realidad es heterosexual, pero sucede, y no soy quién para cuestionarlo.
Y es que la preferencia sexual no tiene nada que ver con el género sexual o el rol que uno interpreta. Uno puede preferir tener sexo con hombres o mujeres, o con ambos. Ésa es nuestra preferencia. Nuestro rol es algo diferente. Nuestro rol de género es lo que nos hace vestirnos con pantalones o faldas; con camisas o blusas; con pelo largo o corto; con vestidos o trajes. El rol es el que nos lleva a comportarnos con movimientos suaves y delicados o bruscos y firmes; a preferir hablar con una voz con timbre alto o gruesa; a maquillarnos la cara o sólo lavárnosla con jabón; a usar aretes y otros accesorios en el cuello o brazos, o a decidir no hacerlo. Si a estas dos variables las combinamos con el aspecto físico, es decir, con los genitales que nos tocaron biológicamente; pene, vagina, o ambos (hermafroditismo), obtenemos una serie de combinaciones de aspecto físico, preferencia en la cama, y conducta de género que nos hacen diferentes en cientos de maneras.
La solución quizás no sea inventar un término para cada variación, aunque claramente ayuda a que cada uno se sienta parte de un grupo, por más pequeño que sea. Yo quiero pensar que la solución radica en sabernos diferentes todos, incluyendo a las personas que la sociedad aglutina como heterosexuales comunes y corrientes, puesto que ellos mismos también tienen sus diferencias que quizás no han sido tan exploradas. Basta con mencionar a los recientemente descubiertos ¨metrosexuales¨.
Desde mi punto de vista, en el momento en el que se comience a dar a todos los seres humanos la oportunidad de expresar su sexualidad sin necesidad de conformar con una etiqueta o un rol social definido como ¨mujer heterosexual¨ u ¨hombre heterosexual¨, y sin discriminar a quienes no entren dentro de esas clasificaciones rígidas, daremos finalmente un paso hacia la aceptación de todos. Si el vocabulario acompaña esa libertad, bienvenido sea. Sólo espero que la lista no se haga mucho más larga, porque LGBTQIA ya me parece una exageración.