Propósitos forzados
Este año es un poco diferente. 2010 es un año crucial en mi vida. Estoy terminando el doctorado y tengo fechas específicas para cumplir con los procesos de entrega de capítulos de la tesis doctoral y titulación en general. Durante este semestre voy a estar levantando datos con un experimento que voy a hacer con 15 grupos de alumnos. Casi 400 personas van a estar involucradas en este proyecto.
Al mismo tiempo, precisamente porque voy a graduarme, estoy en el proceso de buscar trabajo. He estado llenando solicitudes y enviando materiales. Pronto llegarán las llamadas para entrevistas y posibles visitas a universidades que estén interesadas en contratarme.
Este año necesito tener una mente totalmente enfocada. Si de por sí soy organizado, al menos durante los próximos 9 meses necesitaré estar doblemente concentrado en casi todo lo que haga para poder llevar a cabo los planes que fueron trazados desde años atrás.
Esta es la culminación de un plan largo de estudios y el inicio de una carrera profesional que espero ya con ansia. No saben con qué gusto espero que llegue ya septiembre, para que todo el estrés del experimento, la tesis, la graduación y la búsqueda de chamba hayan quedado atrás. Donde sea que me toque trabajar pienso que será pan comido comparado con lo que me espera durante los próximos 7-8 meses.
Por eso esta es la primera vez que hago propósitos de año nuevo, que de hecho no me va a quedar otra que cumplirlos. En realidad es sólo un propósito: trabajar constantemente para que las fechas cruciales de cada proceso que se avecina lleguen sin preocupaciones. Seré muy disciplinado y haré todo lo necesario para que sin prisas y retrasos pueda levantar datos, entregar materiales y pasar los puntos de revisión que sea necesario pasar.
Espero que el año que viene pueda hacer otro tipo de propósitos; de los divertidos, como aprender a tocar el piano, o cosas así.